La Convención del Partido Demócrata en Filadelfia #DEMSinPHILLY terminó con el discurso de aceptación de la histórica postulación de la candidatura a la presidencia de Hillary Clinton. Es inevitable y necesario evaluarlo con el discurso de Donald Trump en el que aceptó la candidatura del Partido Republicano a la presidencia. La encuesta de CNN/ORC muestra dos cifras reveladoras a dos afirmaciones:
Las políticas de la/el candidata/o moverá al país en la dirección correcta
CLINTON: 82% TRUMP: 73%
Tuvo una respuesta “muy favorable” al discurso de aceptación de…
CLINTON: 71% TRUMP: 57%
La expectativa del discurso de Hillary Clinton fue superada tanto porque se mantuvo baja desde un principio (se ha dicho que no es buena oradora y que, de ninguna forma, superaría a los Obama o a su esposo), como porque los medios de comunicación en Estados Unidos (más aún en México) dedicaron tanto tiempo a Donald Trump que poco se habían detenido a ver y a escuchar a Hillary. La inercia de la sensación de los discursos de las tres primeras noches de la Convención Demócrata, que superaron en rating a las tres primeras de la Convención Republicana, presentaba una disyuntiva a Clinton que fue resuelta de la forma más sencilla: ella sería quien siempre ha sido, sin imitar o intentar superar a nadie. Quizá Hillary no es tan carismática como Michelle, Bill o Barack, pero de acuerdo con su equipo de campaña, es mejor que Donald, y con eso debe ser suficiente.
Para muchos, conocer a Hillary Clinton en su personaje de candidata fue refrescante. Tanto la emoción que mostró Clinton al aceptar la candidatura, como el convencimiento que proyectó al señalar sus contrastes con Donald Trump transmitieron un mensaje creíble y honesto, atributos que le son desfavorables en las encuestas y con los que deberá lidiar durante la campaña por la presidencia. Más aún, la diversidad de temas que posee el Partido Demócrata, derivado de la pluralidad de grupos y minorías que lo conforman, le da a Hillary Clinton un abundante repertorio que le permite conectar con una lista exhaustiva de segmentos del electorado que cada vez más representa mejor a la sociedad estadounidense. En contraste, el Partido Republicano se muestra aislado, asaltado por Donald Trump, su familia y sus empleados.
Al resolver adecuadamente las crisis que se presentaron al inicio de la Convención Demócrata, el equipo de Hillary Clinton presumió los ocho años que ha trabajado para este momento. A diferencia de la semana anterior, las narrativas del ciclo noticioso no fueron de plagios o de humillaciones, sino de los mensajes de políticos convertidos en celebridades, de los testimoniales de protagonistas de las historias emblemáticas de la sociedad, de las actuaciones de celebridades cercanas al Partido Demócrata. Las campañas políticas son estrategias de comunicación en modo de manejo de crisis. El equipo de Hillary está ocupado ya en la campaña, mientras que el equipo de Donald se ha rezagado por atender los escándalos de los días previos.
Las campañas se tratan de posicionar los mensajes de los candidatos y de sus voceros. Contrastan las alineaciones: Melania vs Bill, Chelsea vs Ivanka, Kaine vs Pence. Michelle y Barack no tienen rival, literal. Derivado de la exposición mediática en la Convención Demócrata, la popularidad del Presidente Obama saltó al punto más alto en casi cuatro años y mayor al que tuvo previo a su reelección en 2012. No es casualidad que Donald Trump evite insultar, discutir, agredir o minimizar a los Obama, pues tendría un efecto negativo para su campaña.
Faltan pocos días para visualizar el balance de las convenciones al conocer las encuestas que muestren la magnitud del impacto en la intención de voto por Hillary Clinton. La mala noticia para los Republicanos es que los Juegos Olímpicos traerán un incremento en la aprobación del Presidente Obama derivado del desempeño de los atletas estadounidenses y veremos a quién le beneficia, a Clinton o Trump.

PhD Political Science (UCSD ’05). Socio-DG SPIN (http://spintcp.com ) Coord Diplomado Análisis Político @itam_mx Comunicación y Elecciones. Nullius in verba.